Salud/Autoestima
¿Cuál es la clave del éxito?
Estamos acostumbrados a actuar por inercia y creer que la vida tiene cierta estructura que se repite para cada uno. Atrapados en la rutina podemos llegar a obviar que no todos tenemos las mismas necesidades y con una simple pregunta podemos ofender mucho a alguien.
¿A qué te dedicas? ¿Estás en pareja? Generalmente es
esto lo que escuchamos en una conversación de personas que no se conocen. Simple
e inocente, ¿no? Pues, algunas personas pueden incomodarse ya que son temas
íntimos, pero a demás, nunca sabemos qué tan profundo es el contexto de su
presente.Tal vez el interrogante no tenía malas intenciones, sin embargo tiene escondido por detrás un fuerte prejuicio heredado por los siglos de los siglos evitando la valoración de proteger un estilo de vida distinto al que todos conocemos.
La sociedad ha determinado que la felicidad tiene ciertos ingredientes, y si no los tenemos somos nada. Casarte y formar una familia, recibirte en una carrera prestigiosa, tener un auto nuevo, vivir solo, trabajar en una gran empresa, viajar. Todos aspiramos a grandes resultados. ¿Qué pasa cuando no lo logramos? Nos engañamos pensando que todo lo que nos sucede es justo y que nos merecemos todo, sea bueno o malo.
Aquellos influencers en Instagram comparten día a día su vida alegre, ya que claramente nadie quisiera ver sus miserables problemas a toda hora. Ni si quiera siendo emo como a principio de este siglo. Esa imagen envidiable de que les pasan cosas grandiosas y que fueron acosados por el Rey Midas es una máscara, nadie es feliz todo el tiempo.
Tampoco es una cuestión de suerte. El exitoso tuvo que esforzarse para llegar a donde está. Por lo tanto, si nos sentimos insatisfechos con la redacción de nuestra biografía hasta ahora, hay que cambiar la trama, pegarle un volantazo. Aunque no es fácil, por supuesto. El tema está en cómo observamos nuestro hoy con ojos del mañana.
Si usamos la remera de la soltería con orgullo, no deberíamos avergonzarnos cuando respondemos que tenemos una relación estable con nosotros mismos. No está mal estar solo, sin embargo no es sano sentirse solo. La media naranja es el Papá Noel de los adultos. Idealizamos contantemente que para poder sentirnos realizados dependemos de llenar el espacio vacío que queda en la cama kingsize. No es obligatorio. A veces, por querer cumplir ese contrato social teñimos de azul la existencia de quien se dignó a estar a nuestro lado. Lo que sí está altamente recomendado es básicamente tener amigos. Ahí es donde guardamos nuestros secretos, recuerdos, consejos y abrazos que importan.
Y si nuestra ocupación no sobresale entre la multitud, no significa que sea irrelevante para el resto. Tiene que agradarnos a nosotros. En caso contrario, existen miles de opciones para volver a empezar. Sin embargo, solo existe una única línea entre nuestra fecha de nacimiento y la de fallecimiento en la lápida. Una sola oportunidad para comernos los fantasmitas electrizados, no hay más vidas.
Usted, querido lector que se arriesgó a llegar a este último tramo del tablero, tengo algo que decirle. Si está en una fiesta con nuevas caras y se le ocurre preguntar: ¿qué haces de tu vida? Piense bien si realmente la respuesta que obtenga es razón suficiente para convertirse en un imán del polo opuesto, porque tal vez no sea necesario saberlo. Recuerde que todos somos mundos diferentes compartiendo el mismo universo.
Ante cualquier duda, edúquese en la escuela de la vida con este vídeo.
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