Internacional / Política


  Crónicas de una explosión anunciada 




 La revuelta de Chile comenzó en octubre de 2019 y si bien algunos se muestran sorprendidos con el surgimiento de éstas masivas marchas y protestas, para la mayor parte de los chilenos,  su causa es conocida y lo han experimentado en carne propia día a día,  año tras año.





El origen es la profunda desigualdad que existe en el país vecino, no entre las personas sino, las que generan las instituciones con sus normas y sus reglas,  que atentan contra la integridad de la gente,   con un gobierno que permite el abuso sistemático hacia sus ciudadanos.
Esta desigualdad de la que se habla en Chile no es algo reciente,  es una condición que existe desde el comienzo de la república.
Éste país se caracteriza por poseer ganancias y sueldos precarios, pero un nivel de vida muy alto.
En un plano social también podemos acotar que no hay un estado que garantice derechos. En el caso de la educación,  posee uno de los sistemas mas privatizados del mundo,  donde el pago de cuotas de primaria,  secundaria y universidad, depende total y absolutamente a los padres. El sistema educativo no sólo es desigual sino que también poco inclusivo.
El 6 de octubre de 2019 la crisis en Santiago estalló con la suba del precio del subte.  Si bien quizás no fue significativa, solo un 3,75%, la situación se dio en un contexto de malestar social arrastrado hace años.
Esta desazón en la sociedad chilena especialmente en los sectores más bajos, tiene origen por las constantes alzas de precios,  bienes y servicios como salud,  electricidad y bajas en jubilaciones.
En este caso la suba del pasaje del subte creó un descontento y una protesta masiva encabezada por estudiantes secundarios y universitarios (que históricamente se han manifestado en contra de anteriores mandatos del presidente actual, Sebastián Piñera) que levantaron mamparas para que los pasajeros ingresaran gratuitamente.
La policía intervino y concluyó finalmente en un violento enfrentamiento. Los tumultos,  agresiones destrozos y las represiones desmesuradas por parte de carabineros,  siguen con el pasar de los días.
La respuesta del gobierno fue responder con violencia y mano dura, con militares armados en las calles,  tal como en épocas de gobiernos de facto.
El sábado 8 de el mismo mes, Piñera dio un comunicado de prensa donde utilizó la desafortunada frase  “estamos en guerra “, en plena democracia y declaró estado de excepción.
Con el pasar de las semanas,  se pudieron comprobar mediante filmaciones y pericias que muchos de los incidentes como por ejemplo quema de subtes, comercios y cadenas de supermercados,  habían sido una puesta en escena hecha por los mismos militares y carabineros.
Cabe recalcar que gracias a las redes sociales,  el mundo ha podido visualizar lo que realmente está ocurriendo en el país trasandino, en especial todo tipo de crímenes de lesa humanidad: secuestros,  violaciones,  torturas y asesinatos.

Hasta el momento las  cifras de las represiones son:

  • Muertos : 50
  • Desaparecidos: alrededor de 122 personas  
  • Detenidos: 1462.

Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de muertos han sido por torturas y disparos a quemarropa,  gran parte de estudiantes menores de edad y niños.  Lamentablemente las cifras obtenidas hasta el momento no son oficiales,  pues el número de detenidos es incierto porque se presume que aún haya más solo que no han sido denunciados y que por la gravedad de los heridos,  el número de muertes se acrecentará.





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