Cultura


¿Cómo diferenciar a la apropiación cultural del intercambio cultural?


Katy Perry es una de tantas artistas acusadas por apropiación cultural.

A través de las generaciones, es inevitable tener una percepción de los elementos culturales ajenos. Pero muchos aspectos tienen un trasfondo histórico que no es colectivo para todos. Así como tampoco es válido acusar con ira sobre esto sin pertenecer a alguna minoría o sin entender el contexto que nos une y nos separa. En esta nota trataremos de ubicar los conceptos necesarios para no pecar de ignorantes.





El mes pasado, al publicar fotos con trenzas africanas en sus redes sociales, Ángela Torres fue bombardeada con acusaciones de haber cometido apropiación cultural. Para muchos, Twitter es ley primera para determinar todo lo que está mal, pero muchas veces solo sirve para propagar odio. Probablemente estos jueces no tenían idea de qué estaban hablando, aun así tenían razón, la nieta de Lolita Torres tomó algo de la cultura afro-americana que no le corresponde. De todas formas estamos lidiando con términos complicados, o tal vez recientes y siempre es necesario aclarar las aguas.

Durante aquellos devastadores años de esclavitud en África, la comunidad recurría a trenzar su cabello por completo desde raíz como símbolo de los caminos de escape a la represión. Un elemento cultural como este responde a una historia que no todos vivimos. Pues a falta de esta información, si recurrimos a un minúsculo cambio de look podemos llegar a ofender miles de personas. Si, fue una actitud inocente, pero no está de más a partir de ahora que no sólo debamos cuidar nuestro lenguaje sino también nuestras acciones y comportamientos frente a lo que no conocemos en detalle.

Hoy en día se puede confundir tranquilamente lo que sería una forma de interactuar y admirar una cultura diferente a la propia, con adueñarse aspectos que se relacionan a grupos sociales en particular. Es un tema bastante actual, y seguimos siendo víctimas de la mala información, lo que nos hace responsables de darle un mal uso a las palabras. La apropiación cultural, al igual que la cultura, no tiene exactamente un concepto del todo definido. Sucede específicamente cuando una sociedad dominante, o parte de ella, adopta características de minorías o culturas recluidas. Y no se cumple cuando el asunto es al revés. Por ejemplo, si una mujer de origen afro-americano decide alizar su pelo al estilo occidental hegemónico, está en todo su derecho. No está tomando nada de un pequeño grupo sino recurriendo a una moda mayoritaria.

A través de los últimos años se han dado a conocer grandes acusaciones a corporaciones por utilizar elementos correspondientes a culturas de minorías en sus campañas publicitarias. No solo es una falta de respeto sino también una forma de reducir la importancia de los valores que estas personas tienen por su patrimonio. Desde hace unos días existe una disputa entre Carolina Herrera y la Secretaría de Cultura de México por incluir en la colección 2020 características similares a la vestimenta indígena de la región. Nike sufrió lo mismo por lanzar unas zapatillas con un diseño que al parecer le pertenece a la comunidad Guna de Panamá.

Si bien la apropiación cultural tiene muchos atributos negativos, se puede tomar este error y transformarlo en algo que nos sirva a futuro. Según Marcelo Baudino, Director de Iceberg Inteligencia Cultural, en su nota sobre este tema enumera estos puntos a tener en cuenta. Como el hecho de no distribuir los créditos de manera directa a los grupos minoritarios, generar doble estándar al estigmatizar a los menos privilegiados y premiar a los dominantes, crear una aproximación superficial hacia la otra cultura, congelarla y perpetuar estereotipos, y apropiarse de una cultura ignorando a las personas que pertenecen a ella. En este artículo se puede rescatar un efecto contrario como consecuencia del respeto por otras culturas.  “Es muy diferente a la apreciación cultural, la cual se parece más a un intercambio cultural: tienes el consentimiento de participar en la cultura de alguien más, ambas partes se ven mutuamente beneficiadas y aprenden uno del otro”.

Podemos recurrir como ejemplo de intercambio cultural al canal de Youtube, Nekojitablog, subido por un matrimonio interracial entre un español y una japonesa. Hay un video en particular, de visita en Japón, donde se preguntan si extranjeros al usar kimono, o yukata en el caso de los hombres, está mal visto. “Depende de cómo lo usas, si tú te pones el kimono para burlarte, está mal. Normalmente, si quieres ponerte tal ropa porque te gusta o te interesa, o quieres experimentar es porque respetas la cultura”. La mujer asegura que los japoneses se ponen felices cuando personas de otros países utilizar sus elementos en el mundo. Incluso no entienden las acusaciones que reciben algunos al hacerlo porque para ellos la diversidad cultural es una retroalimentación constante.

Seguramente sigamos dando vueltas en el asunto por un buen tiempo. Podemos apreciar el debate para que cada vez más se hable del tema y vayamos comprendiendo el uso correcto de lo que está al alcance de todos. Estamos acostumbrados a exagerar lo que está mal, obviar lo que está bien y priorizar lo que suele apestar. Necesitamos un reseteo de fábrica para volver a prestarle atención a lo que lo amerita.




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