Septicemia, la enfermedad que causa una de cinco muertes en el mundo

Según varios estudios recientes, la septicemia mata a 11 millones de personas cada año, entre ellas muchos niños y niñas

Redacción.

Agustina, Rubilar.



La septicemia es causada cuando el sistema inmune entra en colapso y, en lugar de combatir una infección, también comienza a atacar otras partes del cuerpo. Fuente : BBC.

El primer informe mundial de la Organización Mundial de la Salud sobre la septicemia revela que las deficiencias graves en materia de información dificultan los refuerzos por hacer frente a millones de muertes, especialmente a países de ingreso bajo y mediano.

Pero, ¿qué es la septicemia?

La sepsis es una enfermedad potencialmente fatal que se produce por una reacción del cuerpo ante una infección. Normalmente, el cuerpo libera químicos en el flujo sanguíneo para luchar contra luchar contra una infección. La sepsis ocurre cuando la respuesta del cuerpo a estos químicos está desbalanceada, lo que desencadena cambios que pueden dañar múltiples sistemas orgánicos.

La septicemia aparece como respuesta a una infección. Si no se reconoce a tiempo y gestiona con prontitud, puede provocar choque septicémico, insuficiencia multiorgánica y la muerte. Los pacientes críticamente enfermos con una modalidad grave de la COVID-19 y otras enfermedades infecciosas corren un mayor riesgo de evolucionar hacia una septicemia y morir.

¿A quienes afecta?

La sepsis es más común y más peligrosa en las siguientes personas:

  • Adultos mayores
  • Mujeres embarazadas
  • Niños menores de 1 año
  • Personas que padecen enfermedades crónicas, como diabetes, una enfermedad hepática o pulmonar, o cáncer
  • Personas con sistemas inmunitarios debilitados.
La gran mayoría de los casos (85%) se encuentran en países de ingresos medios y bajos.
Pero incluso en países como Reino Unido, la septicemia es todo un desafío. La tasa de mortalidad - 48 mil al año - es más alta que en países como España, Francia o Canadá.

Los síntomas son: Los síntomas incluyen fiebre, dificultad para respirar, baja presión arterial, ritmo cardíaco acelerado y confusión mental.

  • Todo el cuerpo: presión arterial baja, escalofríos, fatiga, fiebre, mareos, rubor, temblores o temperatura corporal baja
  • Cognitivos: confusión o estado alterado de conciencia.
  • Respiratorios: dificultad para respirar o respiración rápida.
  • También comunes: decoloración de la piel, delirio, disfunción orgánica, frecuencia cardíaca rápida, producción de orina insuficiente o somnolencia.

¿Por qué aumentaron los casos?

Las estimaciones globales anteriores, que arrojaban una cifra de 19 millones de casos y 5 millones de muertes, se basaron en un puñado de países occidentales.

El análisis de la Universidad de Washington -publicado en la revista de medicina británica The Lancet- asegura que hay 49 millones de casos al año, de los que mueren unos 11 millones de personas.

Esto significa que una de cada cinco personas en el mundo muere a causa de esta enfermedad.

Se necesitan urgentemente datos de mejor calidad. La mayoría de los estudios publicados sobre la septicemia se han llevado a cabo en hospitales y unidades de cuidados intensivos en países de ingreso alto, lo que aporta poca información para el resto del mundo. Es más, el uso de diferentes definiciones de septicemia, criterios de diagnóstico y códigos de alta hospitalaria hace que sea difícil determinar la verdadera carga mundial de la septicemia.

Los supervivientes de una septicemia tampoco están fuera de peligro: solo la mitad de ellos se recuperarán por completo, el resto morirá antes de que haya transcurrido un año o se verán afectados por discapacidades de larga duración.

Para una mejor prevención.

La mejora del saneamiento, la calidad y disponibilidad del agua, y las medidas de prevención y control de las infecciones, como una higiene de manos adecuada, pueden prevenir la septicemia y salvar vidas, pero deben ir acompañadas de un diagnóstico temprano, atención clínica adecuada y acceso a vacunas y medicamentos seguros y asequibles. Estas intervenciones podrían prevenir hasta un 84% de las muertes neonatales debidas a la septicemia.


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